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La resolución para proyector es una de las características más importantes a las que debemos prestar atención en el momento de escoger entre un modelo u otro, ya que de ella dependerá la calidad de la imagen que nos muestre y si podemos reproducir el contenido que tenemos disponible para ver con él o no. Hay que tener en cuenta que este término suele prestarse a confusiones en muchas ocasiones, sobre todo por la creencia de que escoger el dispositivo con la resolución más alta es siempre la mejor opción, y no siempre es así —todo depende del uso que vayamos a hacer de él o, más bien, de lo que vayamos a reproducir en él—.
¿Estás pensando en comprar un proyector para tu Home Cinema? En este artículo te explicamos lo que debes saber sobre la resolución de proyectores, antes que nada.
Lo primero que hay que dejar claro, antes de hablar de cuál es la resolución de un proyector, es en qué consiste la resolución de las imágenes y vídeos. En términos sencillos, la resolución no es otra cosa que la cantidad de píxeles que nos puede ofrecer una imagen. La misma se expresa en dos números: anchura x altura. Así pues, si hablamos de una resolución 1280x720, hablamos de que la imagen tiene una resolución de 1280 píxeles en horizontal y 720 píxeles en vertical. Una imagen de alta resolución puede ser considerada como tal a partir de los 2000x2000 píxeles. Ahora bien, hay que aclarar también que cuando hablamos de la resolución en vídeos se habla de resolución (igual que en las imágenes), pero se tiene en cuenta la relación de aspecto que, generalmente es el estándar de 16:9 (lo más habitual en televisiones y monitores).
Además, para fijarse en las resoluciones en vídeo los fabricantes se expresan indicando los píxeles verticales, por ejemplo, 720p y 1080p, pero también en siglas, como SD, HD, Full HD, 4K… Cada una de estas tiene una cantidad específica de píxeles (también estandarizada). Al final, lo que debes saber es que la resolución influye en la calidad final de la imagen reflejada a través del realismo y de la nitidez, y que para poder aprovecharnos de ello es importante contar con un medio que nos permita reproducirlo correctamente —y aquí es donde entra en juego la resolución de los proyectores—. En el caso de escoger un proyector más potente de lo que necesitamos estaremos invirtiendo un mayor presupuesto sin poder explotar al máximo sus prestaciones; mientras que si elegimos uno por debajo, posiblemente no podamos reproducir nuestros vídeos o su calidad se verá muy reducida.
El proyector es hoy en día uno de los grandes protagonistas de los sistemas Home Cinema, esto es así debido al avance tecnológico que nos ofrecen y a la gran cantidad de prestaciones, así como a la configuración de sus ajustes, lo que ha hecho que se vuelvan tan populares en comparación con hace unos años. Al hablar de la resolución de un proyector lo más habitual es encontrar las siguientes especificaciones:
Ahora bien, hay que dejar claro dos conceptos que son fundamentales al escoger entre un modelo y otro de proyector. Y estos son la resolución nativa del proyector y la resolución máxima.
Se trata de la resolución para la cual el proyector está diseñado, la que nos dará la máxima calidad de imagen posible, y es a la primera que debemos prestar atención antes de decantarnos entre un dispositivo u otro. Hay que tener en cuenta que los proyectores pueden funcionar con una resolución diferente a la nativa (por encima y por debajo), sin embargo, es esta última la que nos permitirá hacer uso de él y que funcione de manera óptima.
La resolución máxima suele aparecer indicada por cada fabricante en la descripción del producto y es el tipo de resolución máxima que puede reproducir. Por ejemplo, aunque un reproductor esté diseñado para una resolución nativa Full HD, es posible que nos ofrezca visualizar vídeos de hasta 2K, ya que escalará la imagen a la salida de la resolución nativa. Lo vemos, por ejemplo, con el proyector de alta resolución JVC DLA-NZ9 que puede ofrecer una resolución máxima de hasta 8K. De hecho, se trata del primer proyector del mundo que admite la entrada de señal 8K de alta resolución. Sin olvidar que está equipado con la última tecnología, como la fuente de luz láser BLU-Escent para una luminosidad óptica de 3.000 lúmenes y ofrece una longevidad de 20.000 horas, entre otras.
La mayoría de los proyectores nos permiten ajustar la resolución del dispositivo, como los del tipo proyector de resolución 4K que nos permiten disminuir hasta Full HD, por ejemplo, reduciendo de igual manera el tamaño de la imagen e incluso la velocidad de los fotogramas para poder mantener en todo momento la máxima calidad posible. Para ello, debes acceder a los ajustes de imagen y escoger la opción que mejor funcione con el tipo de vídeo que vas a reproducir. Ten en cuenta que el proyector tendrá unas configuraciones preestablecidas (la resolución nativa), por lo que se trata de un proceso manual —al igual que ocurre con las televisiones o los dispositivos de grabación de vídeo—. Otros de los ajustes que nos permiten modificar los proyectores, y que también influyen en la calidad de imagen que observamos, es el modo de imagen. Por ejemplo, el modo cine o película y el modo ambiente. Estos últimos parámetros suelen jugar con la luminosidad del proyector en base a la iluminación o no de la sala.
Te aconsejamos, así mismo, que revises las instrucciones para ajustar el tamaño de la imagen y lo hagas teniendo en cuenta las dimensiones de tu pantalla de proyección. Para ello, y de manera general, debes alinear el centro de la lente con la pantalla y asegurarte de que el proyector esté nivelado y perpendicular con respecto a esta. La imagen debe ajustarse a la perfección a los bordes de la pantalla. Después tendrás que ajustar el enfoque para que los detalles sean nítidos.