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En el mundo del sonido profesional y del audio hi-fi existe una dualidad entre los defensores del audio analógico y digital. Por supuesto, son muy diferentes entre sí y cada uno cuenta con sus bondades que dan lugar a esta marcada diferencia de opiniones. En este artículo no vamos a entrar en debatir cuál es mejor o peor, sino en cuál es la principal diferencia entre audio análogo y digital y las características de cada uno de ellos. ¿Aún no lo sabes? Sigue leyendo para informarte.
Cuando hablamos de sonido análogo (o sonido analógico) nos referimos a un tipo de sonido que emula el producido por la señal original y lo reproduce a través de diversos procesos electrónicos. Al emplear un sistema de sonido analógico, por tanto, conseguiremos captar, procesar y reproducir de manera fiel cualquier sonido. Pero, ¿cómo se hace? Imagina las ondas del sonido que son producidas por la voz, luego supón que llegan hasta la membrana de un micrófono donde se crea una señal eléctrica. A continuación, estas señales se amplifican y llegan hasta un dispositivo de grabación. La grabación, en este caso, es un proceso físico. Por ejemplo, al grabar en un casete esta se realiza de manera magnética, mediante cabezales de grabación/reproducción. En la superficie de la cinta (medio o soporte) existen partículas de óxido que se ordenan según los campos magnéticos producidos por la cabeza de registro, se captan así las ondas de la fuente de sonido (en este ejemplo, hablábamos de la voz pero puede ser cualquier otra fuente).
En el momento de reproducir el sonido análogo grabado el proceso es el mismo, pero a la inversa. Los cabezales reciben los estímulos del casete y estos pasan al amplificador para que los aumente, después entra en juego el altavoz que transforma las señales en ondas sonoras. En resumen, las vibraciones de las ondas sonoras captadas por el micrófono se transforman en señales eléctricas, pero después llegan a un dispositivo analógico a través de un cable. Además, es muy importante tener claro que en el sonido analógico las variaciones de las ondas son progresivas y graduales, lo que significa que mantienen la continuidad en todo momento.
En el caso del audio digital debemos tener en cuenta dos variables. En primer lugar, la forma en la que se captura el sonido, que es exactamente la misma a la del sonido analógico. Es decir, a través de un micrófono. Ahora bien, la señal eléctrica generada no se almacena de la misma manera, sino que se convierte en datos digitales con la ayuda de un sampler o convertidor de audio analógico a digital integrado en el dispositivo de grabación. Por lo tanto, tampoco es necesario contar con un medio, como un casete o un vinilo. En este caso, basta con una tarjeta de memoria, un CD de música o incluso puede almacenarse directamente en la nube. Por supuesto, se trata de la última tecnología, la más moderna, la cual cuenta con importantes avances hasta la fecha en el mundo del sonido que pretenden obtener archivos lo más fieles posibles a la grabación original. En este sentido nos encontramos con varios formatos de sonido, con más o menos compresión (lo que influye directamente en la pérdida de datos y en que el sonido deje de ser fiel a la pista original grabada o no).
Por poner un ejemplo, uno de los formatos de audio de mejor calidad es el FLAC (Free Lossless Audio Codec) con un algoritmo de compresión excelente que da lugar a un archivo ligero y sin pérdidas.
Como ya puedes imaginar, al hablar de audio analógico vs digital existen muchas variaciones. Ahora bien, la principal diferencia se encuentra en la continuidad. En el caso del audio analógico —como indicábamos más arriba— las variaciones de las ondas sonoras son progresivas y graduales, mientras que en el audio digital no ocurre así. En estos casos se producen cambios drásticos debido a la codificación de datos en base al sistema binario. Otra de las diferencias entre un formato y otro lo encontramos en la grabación y los medios empleados para su almacenamiento. Mientras que el audio analógico debe almacenarse en medios específicos, como los casetes y las cintas de vinilo (que, por cierto, se han vuelto muy populares en los últimos tiempos), en el audio digital basta con un CD de música o en diferentes medios digitales. Además, estos datos pueden clonarse sin problema, masterizar, son más portátiles y es posible acceder a una parte específica de la pista sin problemas.
Al hablar de audio digital vs análogo hay que tener en cuenta también que en este último existe un amplio rango dinámico de sonido, además de la ausencia de distorsión (aliasing) y que ofrece un excelente rendimiento en condiciones de sobrecarga). En cambio, el audio digital puede ser masterizado y nos ofrece la posibilidad de añadir diferentes efectos y sonidos creados de manera totalmente digital.
Ahora bien, si a pesar de todo sigues queriendo disfrutar de la música digital en sonido análogo, debes saber que puedes hacerlo. Para ello es fundamental contar con un convertidor de audio digital a análogo. Por supuesto, debes disponer de archivos de audio de buena calidad, como por ejemplo, un soporte físico en CD con audio en HD y que ofrezca una frecuencia de muestreo elevada —igual o superior a los 44.1 Khz—. Un aparato que te permitirá lograr que la música suene lo más parecida al audio analógico es el DAC, o Digital to Analogue Converter. El DAC transforma el código binario en ondas sonoras mucho más fluidas que las que traen de serie la mayoría de reproductores —como el integrado en un ordenador o en una televisión—. Por supuesto, este equipo te permitirá disfrutar de un audio de máxima fidelidad. Para conseguir una experiencia auditiva máxima, independientemente de que el audio sea digital o analógico, es imprescindible también contar con un altavoz de última generación. El reproductor, lector de CD o reproductor en red también te ayudará a mejorar la experiencia de escucha al pasar de audio digital a análogo.