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La invención del altavoz fue uno de los hechos más importantes dentro de los avances tecnológicos del siglo XIX. Hoy en día han evolucionado mucho estos rudimentarios aparatos, tal como nos demuestra la historia del altavoz. Y es que desde el primer altavoz de la historia hasta los dispositivos más modernos y sofisticados de la época actual han habido una gran cantidad de cambios y descubrimientos. En este artículo queremos ayudarte a entender cuáles han sido. Por ello, te hablamos de quién inventó el altavoz, cuándo se inventó el altavoz y qué cambios ha habido hasta la fecha.
El invento del altavoz se atribuye a Alexandre Graham Bell en 1876, aunque este fue patentado como parte de su teléfono. Se habla del primer altavoz ya que el dispositivo era capaz de reproducir el habla inteligente. Ahora bien, si nos centramos en el primer altavoz de la historia, como tal, entonces tenemos que avanzar un año más en el tiempo, hasta 1877, momento en el cual Werner Von Siemens presentó su versión de altavoz mejorada. En esa misma época, Thomas Edison trabajó también con una patente británica para un sistema completamente diferente que utilizaba el aire comprimido como parte del mecanismo de amplificación. Edison utilizó la patente de sus primeros fonógrafos de cilindros para hacerlo, aunque posteriormente optó por el cuerno de metal que impulsaba una membrana junto a una aguja.
La historia del altavoz (de la invención del altavoz) no acaba aquí. De hecho, en 1898 se presentó otro diseño de altavoz patentado. El mismo se accionaba por la acción del aire comprimido. Es difícil hablar de quién inventó el primer altavoz puesto que la combinación de todos estos primeros artefactos son los que dieron lugar al altavoz tal como lo conocemos hoy en día, aunque la forma en la que se transmite el sonido ha cambiado de manera considerable con respecto a los dispositivos más antiguos. Nuestros altavoces actuales funcionan con el denominado sistema eléctrico-mecánico-acústico. Que no es otra cosa que un conjunto de ondas eléctricas que se convierten en energía mecánica y esta última en ondas de frecuencia acústica.
Es importante señalar, no obstante, que en el año 1861 el alemán Johann Phillipp Reis instaló un altavoz eléctrico en su teléfono y que este dispositivo era capaz de reproducir tonos claros, incluso también el habla amortiguada después de algunas revisiones. Aunque no tenía la misma capacidad del altavoz inteligente de Graham Bell que sí permitía reproducir el habla inteligente como parte de su teléfono.
El siglo XIX fue uno de los que más inventos y novedades nos aportaron gracias a los importantes avances tecnológicos que tuvieron lugar. Es el caso, por ejemplo, de la locomotora, de la fotografía, del vehículo eléctrico, de las lámparas incandescentes, de los termómetros clínicos, los sistemas de transferencia eléctrica de Nikola Tesla, la radio y por supuesto de los altavoces —o de los primeros aparatos de sonido que hoy en día han evolucionado en los altavoces actuales—. El primer altavoz de la historia fue inventado en el año 1876, posteriormente (en la misma década) aparecieron nuevos dispositivos que fueron mejorando el modelo inicial y distinguiéndose como un nuevo producto, y en 1889 se presentó otro de los altavoces más modernos y parecidos a los actuales en cuanto al funcionamiento se refiere.
A la evolución de los primeros altavoces de la historia hay que sumar también la invención en paralelo de otros dispositivos de sonido, como es el caso de los fonógrafos (1878, Thomas Alva Edison) y los gramófonos (1888, Emile Berliner) que hoy en día se han distinguido de los altavoces, pero comparten muchos aspectos y características en común.
Ahora que ya sabes cuándo se inventó el altavoz, es importante explicar cómo han ido evolucionando a lo largo del tiempo. Y es que, aunque puede parecernos muy sencillo el funcionamiento de los altavoces actuales, lo cierto es que se trata de una evolución de más de ciento cincuenta años en la que el progreso y la tecnológica dieron de la mano para dar saltos de gigante. Las primeras versiones de altavoces funcionaban haciendo uso del aire comprimido como parte del mecanismo de amplificación. Esta era la principal tendencia de los altavoces del pasado y de los primeros modelos comercializados al público. El principio de la bocina acústica consistía en realizar una adaptación de impedancia entre la membrana emisora y el aire ambiente (similar a los actuales).
De hecho, a partir del siglo XX comenzaron a surgir muchas compañías diferentes que fabricaban reproductores de discos que incluían este tipo de altavoces, ahora bien, como es de esperar, la calidad del sonido que emitían estos rudimentarios dispositivos era muy limitada. Estos primeros altavoces de la historia eran incapaces de reproducir el sonido de las ondas sonoras de bajo volumen. La historia del altavoz nos muestra, además, que a lo largo de su evolución estos dispositivos fueron utilizados para aplicaciones de publicidad con diferentes sistemas. Los primeros sistemas de altavoces(más similares a los actuales) surgieron en la década de 1930. Estos dispositivos empezaron a combinar dos o tres conjuntos de altavoces, cada uno de ellos optimizado para diferentes bandas de frecuencia, con el fin de mejorar la respuesta en frecuencia, pero también de incrementar el nivel de presión sonora. De hecho, en 1937 salía al mercado el primer sistema comercial para salas de cine (un sistema de altavoz de bocina Shearer para teatros con dos vías). Este fue introducido por Metro-Goldwyn-Mayer. La historia del altavoz continúa con las mejoras tecnológicas proporcionadas por inventores como Altec Lansing (1943), Edgar Villchur (1954), Neville Thiele (1961) o Richard H. Small (1973), entre otros.
Los altavoces Hi-Fi son los dispositivos de sonido más modernos que existen en la actualidad. Estos equipos de audio ofrecen un sonido de alta calidad. Se trata de dispositivos que anulan el ruido no deseado y la distorsión, además de brindar una respuesta detallada del audio —lo más parecido posible al sonido de grabación—. Los altavoces Hi-Fi son altavoces de gran calidad y potencia (algunos pueden superar los 800 vatios) con una tecnología amplificadora de graves y agudos que hacen que el sonido tenga una gran fidelidad con la realidad.